El voluntariado como motor de cambio... o no. Depende.

Hace mucho tiempo que el voluntariado social, el desarrollado en las organizaciones del Tercer Sector de Acción Social (TSAC), colaboran – participan activamente en la red de servicios sociales públicos, en muchas de las atenciones que comprenden los dispositivos de protección social. Hoy asistimos al desmantelamiento del Estado Social. Se acuerdan, donde se pretendía corregir las desigualdades generadas por el sistema distribuyendo la riqueza, asegurando unas condiciones mínimas universales y garantizando la igualdad de oportunidades… Pero eso está cambiando aceleradamente. Asistimos a un proceso donde se mercantilizan las principales actuaciones en materia de protección social (Estado Social): educación, salud y las pensiones… Se incrementa la oferta de seguros sanitarios privados, aumenta el número y las plazas de centros educativos privados a todos los niveles, las entidades financieras insisten en su oferta de planes de pensiones a la vez que aseguran que las de "toda la vida" ya no podrán garantizar la renta disponible después de la etapa laboral. Pero claro, la atención a la pobreza y exclusión no se mercantiliza o se hace en menor medida… no hay mercado. ¿Qué se hace? Se traslada progresivamente la responsabilidad a las entidades voluntarias. Al menos en los discursos dominantes se atribuye a estas entidades la función de atender a las personas en situación de privación material severa. Ante ello, las organizaciones del TSACs tiene dos opciones: actuar desde la lógica de los derechos o desde la lógica de la caridad- filantropía. veamos qué significa cada una.

Desde la lógica de la caridad-filantropía el voluntariado se concibe como recurso (en general barato), que actúa sobre algunos de los más dramáticos efectos de la privación mediante una atención paliativa… Un ejemplo claro es el reparto de alimentos, ropa… desde esta lógica se constituye como un importante actor de los procesos de control social (legitimando el nuevo orden establecido) puesto que se ocupa de los fracasados, de los que no se valen por sí mismos, de los que necesitan ayuda graciable… porque no se la merecen, porque nadie está obligado a dar. A los beneficiarios de estas ayudas/atenciones no les queda otra cosa que agradecer la gracia recibida (alimento, ropa…). ¿Y los derechos?. Nos hemos olvidado. Eran caros y el mercado no se beneficiaba especialmente. Desde la lógica de la caridad-filantropía se colabora a la legitimación del sistema atendiendo a quienes más déficit de legitimación podrían producir (los excluidos del mismo).

Desde la lógica de los derechos las entidades y los voluntarios pueden convertirse en motor de cambio. Las actuaciones desde esta lógica pueden-deben hacerse atendiendo a las dos dimensiones de la realidad social: la micro y la macro. Desde la macro:
  • Denunciando los atropellos en materia de derechos sociales reconocidos en la ley… incluyendo nuestra constitución (art. 9.2 donde se relaciona la libertad con la igualdad). 
  • Movilizando a la población sensible al crecimiento de la desigualdad y al desmantelamiento del estado social que privatiza (lo hace un asunto privado que sólo compete al individuo) el sufrimiento y la adversidad.
  • Visibilizando las situaciones de precariedad y exclusión que afectan especialmente a los más débiles (menores, personas sin redes de apoyo social, personas con discapacidad…) evidenciando la precariedad de los sistemas de protección social… verdaderos responsables (hasta ahora) de garantizar la igualdad.
  • Promoviendo la competencia comunitaria… la implicación y organización de las personas en los asuntos de su entorno inmediato. Animando a tomar parte, a participar en los acontecimientos más inmediatos de la vida social.
  • Promoviendo iniciativas sociales innovadoras que permitan hacer frente a los problemas de las personas.

Desde la micro:
  • Acompañando a las personas que sufren… ayudando a ver alternativas, facilitando un afrontamiento efectivo… El sentirse sólo ante un problema acrecienta el sufrimiento y reduce las posibilidades de tomar decisiones eficaces.
  • Empoderando – emancipando: Incrementando la autonomía la capacidad de tomar decisiones y llevarlas a efecto… haciendo las personas más libres, más dueñas de su futuro. 
  • Promocionando las capacidades: ayudando a descubrir las habilidades latentes y a aprovechar las oportunidades del entorno.
  • Creando vínculos: abriendo a nuevas relaciones
Nadie duda que los voluntarios y voluntarias poseen, en general, unas muy buenas condiciones para la acción micro: más proximidad, mejor actitud (no quemados), más dedicación, más disponibilidad, menos condicionantes burocráticos… Y también para la macro: buena aceptación social, capacidad de reforzar y aglutinar la sociedad, alejamiento de los intereses propios del mercado… En la lógica de los derechos… el voluntariado no es un recurso de las asociaciones, es un agente activo, se implica en el diseño de programas (no es cosa sólo de técnicos), establece prioridades de acción, participa y se implica en la evaluación de los programas… haciendo preguntas incómodas:
  • ¿A quiénes sirve el programa – a quiénes beneficia directa o indirectamente?
  • ¿Qué efectos tiene sobre las personas a medio-largo plazo?
  • ¿En qué medida los atendidos ven incrementadas sus competencias, capacidades… son más autónomos, más libres?
y dando voz a los sin voz… escuchando a las personas. En la lógica de los derechos el voluntariado puede contribuir a vertebrar una sociedad más justa y cohesionada favoreciendo la comunidad frente al individualismo, la solidaridad frente al lucro, la colaboración frente a la competitividad, facilitando el sentido de pertenecía, de utilidad e implicación social..

Un riesgo… muchas entidades de voluntariado se han ido convirtiendo en los años de expansión del Estado Social en empresas de servicios contratadas-financiadas por las administraciones públicas para llevar a cabo programas sociales… haciéndolas dependientes de éstas y limitando significativamente su papel crítico-reivindicativo. Estoy convencido de que el voluntariado, las organizaciones del TSAC están en disposición, apostando por la igualdad y la justicia social, de convertirse en un motor de renovación ética… valores no le faltan… quizá sí un poco de VALOR para asumir el reto.


4 comentarios:

  1. Muy buena entrada, Pablo, poniendo en valor el voluntariado, que puede y debe realizarse desde la lógica de los derechos, para contribuir a crear una sociedad y un Estado más equilibrado y justo. Un abrazo!!

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  2. ¡Me ha gustado mucho el giro que le das al voluntariado! Fantástica entrada. Difundo...

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    1. Gracias Belén. Me alegro que te guste. Fue estupendo conocernos "en vivo y en directo" en Marbella. Un abrazo.

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