Propuesta de un modelo de evaluación útil para la intervención social

El texto es un resumen de la Comunicación presentada en el XII Congreso Estatal de Trabajo Social celebrado en Marbella.  

La propuesta parte del reconocimiento del enorme trabajo en cantidad y calidad que realizan las trabajadoras y trabajadores sociales. Se trabaja mucho, muy bien, en condiciones muy adversas y con efectos muy valiosos sobre personas y comunidades… pero con muy escasa visibilidad. Lo que se hace no trasciende más allá del grupo de profesionales… no se llega a conocer, muchas veces, ni tan siquiera por la organización en la que se trabaja.
Esto es un gran problema… porque no se visibilizan los problemas sociales, no se conoce el interés de la actuación profesional, pasa desapercibida la eficiencia de la intervención social… esto es una importante pérdida de oportunidad.
Una de las posibles causas puede ser que la intervención social no se evalúa y cuando se hace, frecuentemente no se evalúa bien.
La comunicación trata de un modelo de evaluación que pretende ser útil y adaptado a la intervención social. Voy a presentar el modelo atendiendo a algunos de sus aspectos esenciales: objeto, objetivos, método, valores y presentación-difusión de resultados.

EL OBJETO

La evaluación puede ocuparse de muchas cosas… la mayoría de las veces de asuntos que convierten a éstas en cuasi o pseudo evaluaciones… me refiero a evaluaciones que se preocupan de:
  • si se ha hecho lo programado
  • si se han conseguido los objetivos
  • si se ha gastado lo previsto en lo establecido…
La evaluación que propongo se pregunta por el valor y mérito de la intervención propiamente dicha en base a los intereses/necesidades que la motivaron:
  • reforzar-promover la autonomía de las personas
  • evitar las consecuencias de una situación precaria
  • resolver una situación conflictiva
  • facilitar el empoderamiento de un grupo…
LOS OBJETIVOS

El objetivo principal de la evaluación no será hacer un informe tipo memoria que nadie leerá. Debe ser un ejercicio de rendición de cuentas ante quienes financian la intervención (la organización y/o sdad. en gral) y posibilitar la mejora progresiva de la efectividad de las estrategias y procesos de intervención. Los objetivos estarán relacionados con las respuestas a estas preguntas…
  • ¿ha llegado el programa a quienes debía llegar?
  • ¿se ha desarrollado de manera eficiente?
  • ¿los efectos permanecen en el tiempo?
  • ¿ha sido la mejor opción de enfrentarse con el problema?
EL MÉTODO

De la estrategia metodológica adoptada va a depender que la evaluación resulte válida, creíble y útil… incluso honrada y justa. Cualidades que considero esenciales en este modelo. Con ese propósito se apuesta por el pluralismo metodológico. Por el uso combinado de metodologías cuanti y cualitativas y por la participación/implicación activa de todos los principales implicados: profesionales, beneficiarios, familias… y población general cercana a la intervención.
Otra cuestión metodológica clave tiene que ver con los responsables del proceso evaluador. En este sentido se apuesta por la evaluación mixta que contiene una parte de autoevaluación (realizada por los agentes que han intervenido en las acciones) y otra parte de evaluación externa realizada por personas especializadas ajenas a la organización y al programa.

LOS VALORES

Evaluar es valorar y para ello necesitamos criterios (valores) para calificar los asuntos objeto de evaluación: la libertad-autonomía, la justicia, la integración, la igualdad… También se apuestan por valores que tienen que ver con el procedimiento de evaluación: transparencia, credibilidad, rigor, utilidad…

LA PRESENTACIÓN DE RESULTADOS

Toda evaluación contempla la redacción de un informe. Aquí se apuesta por informes sencillos, precisos, atractivos y de fácil manejo. Su redacción debe hacerse pensando en los intereses de los destinatarios y deben de estar adaptados a las características de éstos. No será igual el informe a difundir en la web, que el que se dé a una asociación de afectados, que a la organización… El modelo apuesta por hacerlos públicos (si no en todo, en parte – conclusiones-) y compartirlos con otros profesionales a través de foros, encuentros…

RESUMEN EN 5 IDEAS CLAVES

Que la evaluación sirva para:
  • La reflexión sobre la intervención que realizamos
  • Facilitar la generación de conocimiento teórico y metodológico sobre la intervención social
  • Promover el debate crítico sobre lo que hacemos y no hacemos, lo que hacen y no hacen los servicios sociales
  • Incrementar la visibilidad de la acción profesional e implicación de la sociedad en los servicios sociales
  • Mejorar la efectividad y eficiencia de las intervenciones
Para esto puede-debe servir la evaluación… pero no cualquier tipo de evaluación.



El voluntariado como motor de cambio... o no. Depende.

Hace mucho tiempo que el voluntariado social, el desarrollado en las organizaciones del Tercer Sector de Acción Social (TSAC), colaboran – participan activamente en la red de servicios sociales públicos, en muchas de las atenciones que comprenden los dispositivos de protección social. Hoy asistimos al desmantelamiento del Estado Social. Se acuerdan, donde se pretendía corregir las desigualdades generadas por el sistema distribuyendo la riqueza, asegurando unas condiciones mínimas universales y garantizando la igualdad de oportunidades… Pero eso está cambiando aceleradamente. Asistimos a un proceso donde se mercantilizan las principales actuaciones en materia de protección social (Estado Social): educación, salud y las pensiones… Se incrementa la oferta de seguros sanitarios privados, aumenta el número y las plazas de centros educativos privados a todos los niveles, las entidades financieras insisten en su oferta de planes de pensiones a la vez que aseguran que las de "toda la vida" ya no podrán garantizar la renta disponible después de la etapa laboral. Pero claro, la atención a la pobreza y exclusión no se mercantiliza o se hace en menor medida… no hay mercado. ¿Qué se hace? Se traslada progresivamente la responsabilidad a las entidades voluntarias. Al menos en los discursos dominantes se atribuye a estas entidades la función de atender a las personas en situación de privación material severa. Ante ello, las organizaciones del TSACs tiene dos opciones: actuar desde la lógica de los derechos o desde la lógica de la caridad- filantropía. veamos qué significa cada una.

Desde la lógica de la caridad-filantropía el voluntariado se concibe como recurso (en general barato), que actúa sobre algunos de los más dramáticos efectos de la privación mediante una atención paliativa… Un ejemplo claro es el reparto de alimentos, ropa… desde esta lógica se constituye como un importante actor de los procesos de control social (legitimando el nuevo orden establecido) puesto que se ocupa de los fracasados, de los que no se valen por sí mismos, de los que necesitan ayuda graciable… porque no se la merecen, porque nadie está obligado a dar. A los beneficiarios de estas ayudas/atenciones no les queda otra cosa que agradecer la gracia recibida (alimento, ropa…). ¿Y los derechos?. Nos hemos olvidado. Eran caros y el mercado no se beneficiaba especialmente. Desde la lógica de la caridad-filantropía se colabora a la legitimación del sistema atendiendo a quienes más déficit de legitimación podrían producir (los excluidos del mismo).

Desde la lógica de los derechos las entidades y los voluntarios pueden convertirse en motor de cambio. Las actuaciones desde esta lógica pueden-deben hacerse atendiendo a las dos dimensiones de la realidad social: la micro y la macro. Desde la macro:
  • Denunciando los atropellos en materia de derechos sociales reconocidos en la ley… incluyendo nuestra constitución (art. 9.2 donde se relaciona la libertad con la igualdad). 
  • Movilizando a la población sensible al crecimiento de la desigualdad y al desmantelamiento del estado social que privatiza (lo hace un asunto privado que sólo compete al individuo) el sufrimiento y la adversidad.
  • Visibilizando las situaciones de precariedad y exclusión que afectan especialmente a los más débiles (menores, personas sin redes de apoyo social, personas con discapacidad…) evidenciando la precariedad de los sistemas de protección social… verdaderos responsables (hasta ahora) de garantizar la igualdad.
  • Promoviendo la competencia comunitaria… la implicación y organización de las personas en los asuntos de su entorno inmediato. Animando a tomar parte, a participar en los acontecimientos más inmediatos de la vida social.
  • Promoviendo iniciativas sociales innovadoras que permitan hacer frente a los problemas de las personas.

Desde la micro:
  • Acompañando a las personas que sufren… ayudando a ver alternativas, facilitando un afrontamiento efectivo… El sentirse sólo ante un problema acrecienta el sufrimiento y reduce las posibilidades de tomar decisiones eficaces.
  • Empoderando – emancipando: Incrementando la autonomía la capacidad de tomar decisiones y llevarlas a efecto… haciendo las personas más libres, más dueñas de su futuro. 
  • Promocionando las capacidades: ayudando a descubrir las habilidades latentes y a aprovechar las oportunidades del entorno.
  • Creando vínculos: abriendo a nuevas relaciones
Nadie duda que los voluntarios y voluntarias poseen, en general, unas muy buenas condiciones para la acción micro: más proximidad, mejor actitud (no quemados), más dedicación, más disponibilidad, menos condicionantes burocráticos… Y también para la macro: buena aceptación social, capacidad de reforzar y aglutinar la sociedad, alejamiento de los intereses propios del mercado… En la lógica de los derechos… el voluntariado no es un recurso de las asociaciones, es un agente activo, se implica en el diseño de programas (no es cosa sólo de técnicos), establece prioridades de acción, participa y se implica en la evaluación de los programas… haciendo preguntas incómodas:
  • ¿A quiénes sirve el programa – a quiénes beneficia directa o indirectamente?
  • ¿Qué efectos tiene sobre las personas a medio-largo plazo?
  • ¿En qué medida los atendidos ven incrementadas sus competencias, capacidades… son más autónomos, más libres?
y dando voz a los sin voz… escuchando a las personas. En la lógica de los derechos el voluntariado puede contribuir a vertebrar una sociedad más justa y cohesionada favoreciendo la comunidad frente al individualismo, la solidaridad frente al lucro, la colaboración frente a la competitividad, facilitando el sentido de pertenecía, de utilidad e implicación social..

Un riesgo… muchas entidades de voluntariado se han ido convirtiendo en los años de expansión del Estado Social en empresas de servicios contratadas-financiadas por las administraciones públicas para llevar a cabo programas sociales… haciéndolas dependientes de éstas y limitando significativamente su papel crítico-reivindicativo. Estoy convencido de que el voluntariado, las organizaciones del TSAC están en disposición, apostando por la igualdad y la justicia social, de convertirse en un motor de renovación ética… valores no le faltan… quizá sí un poco de VALOR para asumir el reto.