Esto es lo que se deduce del informe de la Organización Internacional de Migraciones titulado “Impactos de la crisis sobre la población inmigrante en España”. En este informe se destaca el incremento de las diferencias entre la población autóctona y la población inmigrante en cuanto empleo, ingresos y protección social. En el informe se denuncia también el incremento de la población que mantiene una opinión desfavorable respecto a la inmigración extranjera.
La población inmigrante ya partía de una situación más desfavorable al comienzo de la crisis económica a lo que se suma el hecho de que el desempleo, el subempleo, la desprotección y la pobreza le afecta más intensamente.
Pawla Kuczynskiego
Parece claro que resulta necesario evitar la fractura social que daría al traste con una situación razonablemente buena de convivencia e integración que, en general, se ha venido produciendo desde que se empezaran a elevarse las cifras de población inmigrante. La convivencia una vez perdida resulta muy difícil restaurar. Por otro lado, confiar en que las dificultades económicas pueden llevar a los inmigrantes a volver a sus lugares de origen no parece muy sensato. Los datos hablan por sí solos.
Fuente: INE. Octubre 2012.
Debe ser una prioridad mantener la buena convivencia entre los autóctonos y los más de 5,5 millones de extranjeros residentes en España manteniendo e incrementando los medios para su plena integración. Las migraciones han acompañado a la humanidad a lo largo de la historia. Se cambiaba de lugar buscando alimento, mejores condiciones de vida, protección... y, probablemente, en un mundo cada vez más global y desigual, estos movimientos se irán incrementando.
Desde una perspectiva emocional olvidamos que somos un pueblo de migrantes (en realidad todos los pueblos los son). ¿A cuantas generaciones podemos remontarnos para encontrar un familiar nacido en la ciudad en la que vivimos, especialmente si es grande? Muchos familiares por motivos económicos e ideológicos han debido migrar a otros países no hace tanto tiempo. Nuestros jóvenes, y puede que otros no tan jóvenes, están abocados a volver a coger las maletas. En todos esos casos hemos reclamado para nosotros y los nuestros lo que a menudo no aceptamos para los que vienen a vivir con nosotros. Aunque sólo sea por egoísmo bien entendido deberíamos trabajar por la convivencia.
ResponderEliminar