Panorama de la sociedad 2014

Este es el título de un informe que publica bianualmente la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y que pretende reflejar las tendencias de los 34 países económicamente más avanzados del mundo. 
El texto es muy interesante (ver completo) en la medida que denuncia los efectos sociales de la crisis económica en estos países, pero resulta realmente inquietante leer, en la información por países a la que se puede acceder en la web (ver) los datos referidos a nuestro país. El escandaloso incremento de la desigualdad, la importante caída de los ingresos de las familias (2600 € por persona entre 2008 y 2012), el deterioro de las condiciones laborales, la altísima tasa de desempleo, la baja tasa de población activa, al alta tasa de pobreza infantil, la debilitación de la protección social... lleva a afirmar a sus autores que "Resulta altamente improbable que una recuperación económica, aún sólida, pueda, por sí sola, poner fin a la crisis del mercado del trabajo y a la crisis social que el país atraviesa actualmente. Aún queda mucho por hacer para ayudar a que las familias mejoren rápidamente su situación cuando la economía consolide su recuperación". Esto lo afirma la OCDE, organismo muy poco sospechoso de aguafiestas-catastrofista de izquierdas. Que tengamos que soportar diariamente los mensajes de optimismo de nuestros gobernantes y de los medios de comunicación afines, a la vez que nuestros ojos observan el deterioro de las condiciones de vida de tanta gente resulta indignante. La OCDE llama la atención sobre la necesidad de reforzar los sistemas de protección y hacer llegar las atenciones y prestaciones a quienes más lo necesitan... antes de que sea demasiado tarde.
Me viene a la memoria el informe de Intermon Oxfam: GOBERNAR PARA LAS ÉLITES: Secuestro democrático y desigualdad económica (ver) donde se denuncia que la desigualdad económica crece rápidamente en la mayoría de los países y que la riqueza mundial está dividida en dos: casi la mitad está en manos del 1% más rico de la población, y la otra mitad se reparte entre el 99% restante. La desigualdad no sólo es algo radicalmente injusto, si no que pone en peligro la democracia y la convivencia tanto en el ámbito local como planetario. La acumulación de tanto poder por unos pocos debilita la capacidad de acción de las personas, las organizaciones y los Estados... convirtiéndonos en los súbditos de esas élites todopoderosas.
Aconsejo la lectura del informe de la OCDE e Intermon y del anexo de este último referido a España (ver).



6 comentarios:

  1. Hola Pablo . Garcias por el post. Este veraro leía el libro de "Porque fracasan los paises". La tesis de este libro no es que " La desigualdad no sólo es algo radicalmente injusto, si no que pone en peligro la democracia" sino que las sociedades democraticas/inclusivas son las que no permiten la acumulación de riqueza. En fin era por completar y mostrar mi acuerdo con el post
    Un abrazo
    Jorge

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  2. Muy interesante la entrada y los datos que aportas, Pablo, enhorabuena...

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  3. Gracias Jorge, Belén y Pedro. Ese tipo de comentarios animan a seguir en la denuncia...

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  4. Durante mucho tiempo las desigualdades han sido vistas y contempladas como algo que forma parte del orden natural de las cosas, como una lógica incuestionable de toda existencia, pero como dijo Montesquieu: “si los males y las desigualdades no se derivan de la naturaleza de las cosas, entonces son evitables”. Partiendo de esta premisa, hemos de plantearnos la factibilidad de una sociedad justa donde la igualdad sea efectiva y no una mera utopía.

    Muy interesante tanto el post como los documentos. Gracias Pablo!!!! Un abrazo :)

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  5. Gracias Elsa. Me ha gustado mucho tu comentario. Estoy totalmente de acuerdo que la igualdad es un valor básico que obliga a luchar por ella en todos los casos donde la desigualdad no sea natural o inevitable. Sabemos que la mayor parte de las desigualdades y las más importantes, tienen un componente social (no natural) claro y, por tanto, evitable. Un abrazo Elsa. Me alegra mucho saber de tí.

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